Cada año parece la misma, pero la que fue nunca regresa. Son miles de personas que cambian incesantemente. ¿Cómo no van a cambiar sus ritos? La luz de tarde que nunca se arrimó a esa esquina del paso (o no con ese color), el nazareno que vive su primera estación de penitencia, la sombra entrevista en la túnica veterana, la bulla donde siempre se vio tranquila y la calma donde siempre hubo bulla…
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